Concepto

Los clubes de lectura son grupos estables de personas que se organizan y reúnen de forma voluntaria, con una periodicidad convenida, para leer, debatir y comentar textos cuya lectura ha sido pactada con anterioridad. Suelen estar vinculados a entidades de carácter público –como una biblioteca, un centro escolar, un centro cívico o comunitario, una asociación, etc.– o privado –una librería, una editorial, un centro comercial, etc.–, aunque también pueden surgir como resultado de iniciativas particulares. Desarrollan actividades relacionadas con la divulgación, la educación, la socialización y la promoción de la lectura.

Los clubes de lectura son hechos culturales propios de las sociedades contemporáneas desarrolladas, en las que la lectura ha perdido el carácter sacralizado y elitista propio de otras épocas. Su notoriedad actual está relacionada, entre otros factores, con el incremento de los índices de alfabetización; el abaratamiento y la facilidad de acceso a los libros como objeto de consumo y la popularización de otras prácticas
artísticas y culturales como el cine, el teatro, los conciertos, la danza, la visita a museos, etc.

El uso de la expresión club de lectura es relativamente reciente y se ha popularizado referido a actividades recreativas y lúdicas diversas. El enunciado actual denota que el centro de interés se focaliza no en el objeto –los libros–, sino en la propia actividad –la lectura– en todo tipo de soportes y formatos.

Análisis

Los clubes de lectura mantienen una relación estrecha con las tertulias literarias, aunque estas –de tradición histórica más antigua– se caracterizan por que sus sesiones tienen una conformación más flexible e informal, una temática más abierta y, en general, un menor compromiso de los participantes para desarrollar un plan de lecturas previas.

Además, también están vinculados con los clubes de lectores, que son empresas o proyectos editoriales relacionados con la venta de libros en condiciones ventajosas –descuentos, promociones, ediciones de bolsillo– con el propósito de fomentar la lectura entre sus miembros o clientes.

También tiene similitudes con los libro-fórums, actividades de animación a la lectura programadas por una institución, con carácter puntual o periódico, orientadas al debate, que se producen en un grupo bastante amplio después de que los participantes hayan leído el mismo libro. Se caracterizan por la presencia de una persona que modera, organiza y conduce el debate, asignando los turnos de las intervenciones.

Aunque se pueden citar como precedentes las sociedades literarias del siglo XVII y las tertulias que se celebraban en los salones y cafés europeos de los siglos xviii y xix, los clubes de lectura, tal y como los conocemos en la actualidad, surgieron en EE. UU. a comienzos del siglo xix. Se conservan evidencias documentales de la existencia de un club de lectura femenino, ajeno al ámbito religioso, cuyas participantes se reunían en el año 1800 en la ciudad de Chelsea (Connecticut) y, entre otros, leían textos de historia, con el propósito de «iluminar su entendimiento y expandir las ideas de sus miembros» (Laskins y Hugues, 1995). Entre las iniciativas pioneras destacan también, clubes de mujeres afroamericanas, a las que estos grupos servían como medio de educación informal. A lo largo de todo el siglo xix proliferaron diferentes iniciativas en todo el país, conformando un fenómeno muy extendido, netamente urbano y femenino, del que quedan testimonios literarios notables, como el retratado por Henry James en su novela Bostonianas (Arana y Galindo, 2009).

Un club de lectura es una comunidad lectora constituida por un grupo no superior a veinte o veinticinco personas, que comparten la experiencia de leer y conversar acerca de los mismos textos, leídos en un lapso de tiempo establecido; una de estas personas desempeña el rol de coordinador o animador, de forma continuada o rotatoria, y se encarga de llevar a cabo las tareas de comunicación, organización, difusión, etc, de las actividades. Esta función puede también ser asumida por profesionales de la educación, del trabajo social, de la animación sociocultural, de la biblioteconomía, etc., o por personas voluntarias.

Los clubes de lectura se pueden clasificar atendiendo a diversos criterios: según Domingo (2007) pueden ser abiertos, temáticos (especializados en un género literario o materia), en otras lenguas o dirigidos a colectivos específicos (por edad, procedencia
o necesidades). Según Aranda y Galindo (2009), la clasificación se realiza en función de criterios como el ámbito de la organización (privado, público), la forma de participación (presencial, virtual), características de la comunidad lectora (homogénea, heterogénea) o tipo de lecturas.
Las herramientas de la red social constituyen plataformas de difusión en línea muy adecuadas para el desarrollo de las actividades de los clubes de lectura, pues sus participantes no tienen que ceñirse a un horario concreto, puede intervenir de forma simultánea un gran número de personas, con un grado muy alto de interactividad, sin necesidad de desplazarse y con la posibilidad de que sus opiniones alcancen una mayor difusión y permanencia.

La expansión en las redes sociales de iniciativas relacionadas con los clubes de lectura ha originado la aparición de fenómenos nuevos como los denominados clubes de lectura 2.0, ciberclubes de lectura o clubes de lectura on-line, en los que coexisten al mismo nivel y en la misma plataforma opiniones de los participantes, textos literarios, enlaces a diferentes documentos sonoros o audiovisuales, etc., con propósitos culturales, promocionales y comerciales.

Implicaciones

En el ámbito de los centros escolares, los clubes de lectura pueden reunir a la comunidad educativa –estudiantes, familias y docentes– para desarrollar proyectos de lectura orientados hacia la mejora de las competencias comunicativas y, por tanto, a incrementar el rendimiento académico. En este sentido, el proyecto Leer juntos (Carramiñana y Caballud, 2009) es una experiencia interesante.

Referencias

Arana Palacios, J. y Galindo Lizandre, B. (2009), «Leer y conversar. Una introducción a los clubes de lectura», Biblioteconomía y administración cultural, 206, Gijón: Trea.

Carramiñana la Vega, C. y Caballud Albiac, M. (2009), Conspiraciones y complicidades: leer juntos, http://travesia.mcu.es/portalnb/jspui/bitstream/10421/670/1/com_207.pdf  

Cunha, M. B. da y Cavalcanti, C. (2008), Dicionário de Biblioteconomia e Archivologia, Brasilia: Briquet de Lemos, Livros.

Diccionario de lectura y términos afines (1985), International Reading Association, Madrid: Pirámide, Fundación Germán Sánchez Ruipérez.

Domingo Espinet, G. (2007), «Leer, conocerse y aprender: la especialización de los clubes de lectura», Educación y biblioteca, 162, pp. 98-101

Laskins, D. y Hugues, H. (1995), The reading Group book: the complete guide to starting and sustaining a reading group, with annoted lists of 250 titles for provocative discussion, New York: Plume

Fecha de ultima modificación: 2014-02-10